ESCRITO A CIEGAS
(Carta a Celia Pashero)
¿Quieres saber de mi vida?
Yo sólo sé de mi paso, De mi peso, De mi tristeza y de mi zapato. ¿Por qué preguntas quién soy, Adónde voy?... Porque sabes harto Lo del Poeta, el duro Y sensible volumen de ser mi humano, Que es un cuerpo y vocación, Sin embargo.
Si nací, lo recuerda el Año Aquel de quien no me acuerdo, Porque vivo, porque me mato.
Mi Angel no el de la Guarda. Mi Angel es del Hartazgo y Retazo, Que me lleva sin término, Tropezando, siempre tropezando, En esta sombra deslumbrante Que es la Vida, y su engaño y su encanto.
Cuando lo sepas todo... Cuando sepas no preguntar... Sino roerte la uña de mortal, Entonces te diré mi vida, Que no es más que una palabra más... La toda tuya vida es como cada ola: Saber matar, Saber morir, Y no saber retener su caudal, Y no saber discurrir y volver a su principio, Y no saber contenerse en su afán...
Si quieres saber de mi vida, Vete a mirar al Mar. ¿Por qué me la pides, Literata? ¿Ignoras acaso que en el Mundo, Todo de nadas acumuladas, De desengrandar infinitudes, No sino un trasgo Eterno, sombra apenas de apetito de algo?
La cosa real, si la pretendes, No es aprehenderla sino imaginaria, Lo real no se le coge: se le sigue, ? para eso son el sueño y la palabra. ¡Cuídate de su atajo! ¡Cuídate de su distancia! ¡Cuídate de su despeñadero! ¡Cuídate de su cabaña!
¿Quién soy? Soy mi qué, inefable e innumerable Figura y alma de la ira. No, eso fue al fin... y era al principio, Antes de donde el principio principia. Soy un cuerpo de espíritu de furia Asentada y de aceda ironía.
No no soy el que busca El poema, ni siquiera la vida... pon un animal acosado por su ser Que es una verdad y una mentira.
¡Es tan simple mi ser, y tal ahogo, Con punzada en nervio y carne!... Yo buscaba otro ser, Y ése ha sido mi buscarme. Yo no quería ni quiero ya ser yo, Sino otro que se salvara o que se salve, No el del Instinto, que se pierde, Ni el del Entendimiento, que se retrae.
Mi día es otro día, Algún no sé dónde estarme, A dónde no sé ir en mi selva Entre mis reptiles y mis árboles, Libros y cementos Y estrellas de neón. Mujeres que se me juntan como la pared y como nadie... o como madre, Y el recién nacido que sobre mí llora, Y por la calle Todas las ruedas Reales y originales. Así es mi día cabal, Hasta la última tarde.
El Otro, el Prójimo, es un fantasma. ¿Existe el aire, Donde te asfixias y recreas Respirando, tu cuerpo inane? ¡No, nada es sino la sorpresa Eterna de tu mismo reencontrarte Siempre tú los mismos entre los mismos muros De las distancias y de las calles! ¡Y de los cielos estos techos Que nunca me ultiman porque nunca caen!
Y no alcancé al furor de lo divino, Ni a la simpatía de lo humano. Lo soy y no lo siento ni así me siento. Soy en el Día el Solitario Y el absoluto en la Zoología si pienso, O como carnívoro feroz si agarro. ¿Soy la Creatura o el Creador? ¿Soy la Materia o el Milagro? ¡Qué mía y qué ajena tu pregunta!... ¡Quién soy? ¿Lo sé yo acaso? ¡Pero no, el Otro no es! ¡Sólo yo en mi terror o en mi orgasmo!
¡Y con todos mis sueños resoñados, Y con toda la moneda recogida, Y con todo mi cuerpo, resurrecto Tras cada coito, ciego, vano, sin pupila!...
¡Cuando no seas nada más que ser, Si llegas a la edad de la agonía!... ¡Cuando sepas, verdaderamente, Que es ayuntamiento de muerte y vida! ... ¡Entonces te diré quién soy, Seguro sí, que ya sin voz, Amiga!
Que se curan con hierbas eficaces Los puros animales que te hablan Allá, entre piedras inmateriales El mundo real y la ciencia humana, Donde, con una pelota Los muchachos aparentes hediondos gozaban. Sí, la vida es un delirio así, y sin embargo, En esa vida no estuvo mi nada, Ninguna, pero real, pero celeste o volcánica. ¡Qué tarde llega el Tiempo A su punto de olvido o de sensibilidad! Viene arrastrando, como el aluvión, De cúmulo, de suelo, de humanidad.
¡Cuán a destiempo llega uno a sí mismo! ¡Cuán inesperado y desesperado cualquier ya, Todo yo que cae con el Tiempo Desde nunca siempre y para siempre jamás! ¡Qué madrugada eterna no dormida Lo del resolverme en el hacer y en el pensar!
La Soledad es una roca dura Contra la que arroja el Aire. Está en cada pared de la Ciudad, Cómplice, disimulándose. Me arrojo o me arrojo, sin cesar Yo soy mi.impedimento y mi crearme.
La Poesía es, amiga, Inagotable, incorregible, ínsita. Es el río infinito Todo de sangre, Todo de meandro, todo de ruina y arrastre de vívido... ¿Qué es la Palabra Sino vario y vano grito? ¿Qué es la imagen de la Poética Sino un veloz leño bajo un gato írrito? Todo es aluvión. Si no lo fuera, Nada sería lo real, lo mismo.
El Amor no sabía Sino tragarse su substancia Y así la Creación se renovaba. Todo me era de ayer, pero yo vivo; Y a veces creo, y la Vez me amamanta.
No soy ninguno que sabe. Soy el uno que ya no cree Ni en el hombre, Ni en la mujer, Ni en la casa de un solo piso, Ni en el panqueque con miel. No soy más que una palabra Volada de la sien, Y que procura compadecerse Y anidar en algún alto tal vez De la primavera lóbrega Del Ser No me preguntes más, Que ya no sé...
Supe que no era lo que no era, no sé cómo, y todo era Hasta la cosa de mi nada. Y fui uno no sé cuándo, Persiguiendo, por entre numen y maraña Dentro de ella, yo, nacido y flaco, ya con todas las armas, Yo por todo paso que me hacía, A ello persiguiendo... a la palabra A cualquiera, A la de la madriguera o a la que salta.
Si mi vida no es esto ¿Qué será la vida?... ¿Adivinanza?... Que me dé tiempo el Tiempo, a más del.suyo, Y yo me reharé mi eternidad; Lo que me falta, Porque la eché... me estuvo un momento demás.
¿Sabes de los puertos encallados, Del furor y del desembarcar, Y del cetáceo con mojadísimo uniforme, Que no nada y cae ya? ¿Sabes de la ciudad tanta, Que me parece ciudad, Sino cadáver disgregado, Innumerable e infinitesimal?
Tú no sabes nada; Tú no sabes sino preguntar, Tú no sabes sino sabiduría Pero sabiduría no es estar Sin noción de nada, sino proseguir o seguir A pie hacia el ya.